Seikō Trading
Sobre Nosotros
Aaron Algarra
CEO & Cofundador
Trabajaba de vendedor en una empresa de móviles. Ese tipo de trabajos donde ganas por comisiones y tienes que trabajar día y noche con tal de vender un movil más. Y yo era ese tipo de vendedor. Me daba igual lo que costara, solo quería vender un poco más para llegar a final de mes. Llegue a ser el mejor vendedor. Pero el día del cobro de la nómina, no me pagaron las comisiones que tanto me había costado conseguir.
Fui a reclamar mi dinero y me humillaron. El jefe sacó el dinero en efectivo de su cartera, me lo tiró y tuve que arrastrarme para recogerlo. Esa misma tarde empecé a hacer trading. Ese día decidí que no dejaría que nadie volviera a humillarme y no trabajaría para que otro fuera rico a mi costa. Decidí construir mi propio futuro.
Hoy, gestiono más de 1.000.000$ en empresas de fondeo y genero más de 40.000$ mensuales. Gracias a que aquel día no me valoraron y yo si lo hice, hoy soy quien siempre había deseado ser.
Víctor Loza
CEO & Cofundador
Año 2020. Una tarde cualquiera. Llevaba días sin dormir.
Y cuando por fin caía, me despertaba a la medianoche, con los puños cerrados. Me levantaba, arrastrando los pies hasta el baño, y ahí estaba yo, frente al espejo, dándome cuenta de que no solo apretaba los puños, sino también la mandíbula.
«Vas a ser padre, gilipollas», eso le decía a mi reflejo. «Vas a ser padre y no tienes nada. No eres nadie. Solo un imbécil.”
Esa conversación con el tipo del espejo se había vuelto rutina. Y dolía. Dolía porque era verdad.
Siempre me vi como un tío que iba a triunfar. Como alguien que estaba destinado a hacer cosas grandes. Pero el tiempo había pasado y yo seguía en el mismo sitio. Solo unos pocos recuerdos de “lo que pude llegar a ser”
Pero mi hija no tenía la culpa de que yo fuera un fracasado.
“¿Qué clase de padre voy a ser?” Nunca nadie sabrá cuantas veces me repetí esa pregunta.
Mirar al futuro me acojonaba. No por lo que me esperaba a mí, sino por lo que le esperaba a mi futura hija. Quería ser su héroe, su ídolo. Su ejemplo a seguir.
Pero era imposible. Apenas podía encargarme de mí mismo.
“Vas a ser padre, gilipollas. Así que más te vale empezar a actuar como tal”
Hoy tengo bajo gestión más de un millón de dólares. Gano más de lo que me puedo y quiero gastar. Y tengo una hija que me admira.
Te contaré cómo en mi newsletter. Nos vemos ahí.